Cuando hablamos del turismo de wellness hablamos de un segmento o producto que, según los expertos que cada año se reúnen en la Feria Internacional de Turismo de Madrid (FITUR) tiene una previsión de crecimiento para los próximos años del 20%, de modo que la facturación que se espera cerrar en unos 3-4 años sea de más de 500 millones de euros. En todo el planeta, la cifra asciende a más de 7.000 millones, algo que ha colocado al bienestar en el punto de mira de las principales cadenas hoteleras y grupos empresariales de la oferta complementaria turística en nuestro país.
En España, de hecho, ya contamos con un clúster español del turismo de salud que recibe el nombre de Spaincares y que está integrado por decenas de empresas especializadas, en su mayoría, en cuestiones estéticas, de fertilidad y salud general, algunas con hospitales entre sus propiedades.
Es conveniente hacer hincapié que no es exactamente lo mismo el turismo de salud que el de bienestar. El primero sería el que comúnmente se conoce como turismo médico y que implica a todos los que viajan a una ciudad concreta para recibir un tratamiento específico y, de paso, disfrutar del destino (en la medida en que sus necesidades de salud lo permitan). Generalmente son viajes para tratamientos de enfermedades no graves, sino más bien cuestiones estéticas o de salud no urgentes ni vitales. Tocan especialidades que van desde la obstetricia (problemas de infertilidad), hasta la odontología, pasando por las operaciones de estética. Es una de las vertientes de turismo que más atrae a extranjeros, debido a la buena fama del sistema de salud español y sus profesionales, así como por las ventajas climatológicas del destino para pasar las épocas de recuperación.
El segundo está más relacionado con el relax, la desconexión, los tratamientos para combatir el estrés y el aprovechamiento de las vacaciones como mejor momento para cuidarse. El turismo de wellness es un turismo más similar al turismo de toda la vida, pero con la diferencia de que la motivación esencial para muchos es precisamente el realizar un viaje en el que poder recuperar el equilibrio cuerpo mente. Según los expertos, el crecimiento de los últimos años se debe precisamente a esta rama y a lo que ellos afirman que es fruto de una mayor toma de conciencia de la sociedad en general respecto a la necesidad de cuidar su salud y de combatir, especialmente, males como el sedentarismo y el estrés.
Dentro de esta segunda rama del turismo wellness, hay que saber ver a dos tipos de viajeros diferentes: el que organiza su viaje específicamente para regalarse unos días de desconexión, tratamientos de belleza y bienestar y dedica la mayor parte del tiempo en destino a ello. Suele ser muy selectivo con el alojamiento, sobre todo porque generalmente quiere que ese alojamiento sea el que le brinde todos los servicios de bienestar que necesita. Es, por ejemplo, lo que sucede con muchos de los hoteles spa en Playa de Palma, en los que buena parte de las reservas son extranjeros que buscan perderse una semana en Mallorca para liberarse de la rutina y cuidarse, sin más. Ni turismo por los alrededores ni nada: bajar del avión en el aeropuerto e irse a su hotel para descansar.
Para estos viajeros, la personalización de la oferta y las atenciones y servicios que ofrece el hotel son vitales. Pero no todos los hoteles wellness que dicen serlo, lo son…
¿Qué debe ofrecer un hotel para ser un hotel de bienestar en toda regla?
El segmento de los hoteles spa, aunque es cierto que ahora están más de moda que nunca, ha ido tomando forma desde los años 70 -y antes, si incluimos aquí a los hoteles balnearios, de los cuales en España hay un buen número, sobre todo en las zonas del norte-. Siempre girando alrededor del agua y sus fines terapéuticos (algo que ya sabían bien los romanos). Sin embargo, a pesar de las normativas y legislaciones, mucho se ha dicho y hablado acerca de lo que es un hotel spa de verdad y lo que es solo pura promoción para atraer al turista.
Un hotel spa en Tenerife, por ejemplo, es el establecimiento que ofrece alojamiento y la posibilidad de recibir en sus instalaciones tratamientos corporales basados en el agua como elemento principal. Para ello, evidentemente, tiene que poner a disposición de sus huéspedes no solo unas instalaciones adecuadas, seguras y con garantía de higiene sino un completo equipo de profesionales que lo supervisen adecuadamente.
De acuerdo con la definición que señala la Asociación Internacional de Spa: “Los spa son zonas dedicadas expresamente a todo aquello que implica el alcanzar el bienestar a través de toda una serie de servicios profesionales que buscan renovar cuerpo, mente y espíritu”, pero para poder cubrir esos servicios los requisitos siguen siendo el tener equipo e instalaciones adecuado y, por supuesto, el agua como elemento central, ya sea en un hotel o en un centro privado que clame ser un spa.
Y es que, si vamos a ver lo que significa estrictamente SPA (Salute per Aqua), la respuesta nos viene a la mente de forma directa: no hay spa en ningún hotel en el que, como mínimo, no haya piscina interior, Jacuzzi o bañera hidromasaje. Quedan fuera, por tanto, los hoteles que aseguran ser spa y que solo ofrecen tratamientos de belleza y masajes en zonas de relax. Esos alojamientos podrían denominarse hoteles con zonas wellness pero no spa porque carecen de las instalaciones necesarias para entrar dentro de esa categoría.
El agua es, por tanto, básica. Pero lo que no debemos es confundir el hotel spa con el hotel balneario. En este sentido tenemos que tener claro que la definición de hotel balneario, la más institucionalizada (Gestión de hoteles: una nueva visión. Jesús Felipe Gallego, 2002. España. Paraninfo), es la de que son alojamientos que tienen dos áreas muy definidas, una que se corresponde con la de hotel tradicional (entendido como alojamiento y sus servicios adicionales) y, por otro lado, la destinada a prestar un servicio específico ligado a cuestiones de salud y a los beneficios que el agua puede reportar sobre la misma. Porque, en el caso de los hoteles balnearios, además de que el agua sea el elemento central, este agua tiene que tener cualidades termales específicas y reconocidas.
¿Hacia dónde debe ir el sector?
La Junta de Andalucía, en un informe elaborado sobre el sector en 2012, recopila una serie de recomendaciones para mejorar la prestación del servicio en términos generales y para lograr que, realmente, el wellness se convierta en un producto turístico solvente, con crecimiento sostenido y mejoras permanentes. A continuación recogemos el listado en un extracto porque, aunque están directamente dirigidas al sector en Andalucía, muchas son totalmente extrapolables a otras regiones del país:
1. Crear sinergias entre los diferentes subsegmentos con la finalidad de tener una visión conjunta de segmento.
2. Crear cultura de Salud y Bienestar entre la población general con actividades de formación y promoción.
3. Establecer las bases de lo que es Turismo de S&B, qué oferta es la que define al segmento y quiénes lo integran.
4. Crear normas de acceso para establecer qué tipo de actividad es Turismo de S&B y qué oferta es colateral pero no en sí misma participe de este segmento.
5. Potenciar estudios para un mayor conocimiento de la naturaleza del turismo de Salud y Bienestar, así como las características del turista: Facilitar el potencial del segmento y la creación de una oferta orientada a las necesidades del mercado así como una promoción y comercialización más efectiva.
6. Mejorar la promoción como segmento individual, con entidad propia. Para ello hay que presentar una oferta de producto desarrollado, con estructuras sólidas. Si bien, no es incompatible con ir presentado la propuesta en mercados de origen y a nivel nacional.
7. Más allá de la configuración de submarcas crear la marca turismo de S&B. Para ello hay que definir los valores e imagen de marca.
8. Seguir trabajando en la recuperación e incluso implementar la oferta de balnearios.
9. Sanear la infraestructura hotelera y seguir trabajando en la oferta complementaria de hospedaje y balneario en un mismo espacio.
10. Trabajar en la configuración de paquetes según perfil de turista y demanda del mercado. Aportar valores diferenciales.
11. Explotar valores como: La calidad de la sanidad Española, una de las mejores del mundo. Aguas medicinales con valores curativos. Un país con seguridad jurídica, fisica y sanitaria. Una oferta muy variada desde wellness hasta sanitario. El valor del médico en las instalaciones para tratamientos de cura y paliativos así como turismo de “hospitales”
12. Dar relevancia a la oferta complementaria como disfrute en sí mismo y como complemento en tratamientos: senderismo, deportes etc
13. Posicionar a Andalucía como una opción a tener en cuenta en Salud y Bienestar a nivel internacional, no ser sólo Sol y Playa o Golf.
14. Acercarse a la touroperación internacional.
15. Plantear sistemas de comercialización pertinentes para el turismo de “hospitales”.
16. Potenciar al cliente particular, en el caso de los Balnearios se ha dado un gran peso al social.
17. Penetrar en nichos de mercados más jóvenes desde la imagen de una oferta flexible a todos los bolsillos: Desde lo más caro a lo más barato.
18. Mejorar las conexiones en todas las provincias con presencia de turismo de S&B. Las conexiones por carretera son fundamentales en ocasiones para acceder a los balnearios y establecimientos de interior.
Andalucía es, de hecho, una de las comunidades autónomas y regiones turísticas que más en serio se han tomado este nuevo producto para viajeros que buscan algo más que un alojamiento de sol y playa. En este sentido, desde sus instituciones reconocen que puede ser una buena fórmula para la desestacionalización, si bien el clima de las provincias andaluzas tiene la ventaja de que tiene muy poca temporada baja de visitantes pues los inviernos apenas duran un par de meses.
Canarias y Mallorca son los otros dos puntos principales en los que el turismo de wellness, sobre todo el dirigido a extranjeros, ha calado más. Las reformas y mejoras en los hoteles han sido notables, especialmente en zonas maduras y turísticamente más explotadas, como es el caso del Arenal y Magaluf en Mallorca o de Playa de las Américas y Los Cristianos en Canarias. Hoteles con Jacuzzi en Tenerife, hoteles de golf en Costa Adeje con zonas de wellness… La oferta ha cambiado y se ha renovado jugando con las claves de bienestar, deporte y belleza.
Algunas cadenas han llegado a rizar el rizo y apostar también por invertir en instalaciones de spa para niños, como es el caso de Protur Hotels, que puede presumir de tener uno de los hoteles spa más exclusivos de España: el Biomar Spa, un espacio dedicado al bienestar más completo en Sa Coma, Mallorca, integrado en un complejo hotelero 5 estrellas gourmet a orillas de la playa. La idea de crear una zona de spa para niños (los pequeños siempre han de ir acompañados por adultos) permite que los viajes en familia sean más completos y desdibuja un poco la línea que marca que la mayor parte de los hoteles spa en zonas como Mallorca, Tenerife, Ibiza, Marbella o Lanzarote sean hoteles Solo Adultos.
Por otro lado, esta vinculación a los hoteles para adultos es natural y responde a la tipología de público que demanda más el producto de spa y wellness: viajeros solos o en pareja, entre los 40 y 50 años de media de edad, sin cargas familiares y con poder adquisitivo medio alto. Estos huéspedes son, para el sector turístico, mucho más apetecibles que cualquier otro ya que el gasto por estancia es bastante más alto que el del viajero estándar de sol y playa.